En la calle de Esparteros, en pleno centro de Madrid,
El Ángel lleva más de cien años contemplando la
celebración de la Semana Santa y otras fiestas religiosas en la capital.
Olga Jiménez forma parte de la familia que, generación tras generación, ha visto restaurar mantones arruinados por la lluvia, figuras estropeadas por el paso del tiempo y andas de cofradías de todas partes, gastadas de tanta fe.
¿El secreto para mantener un negocio basado en la artesanía y sortear a la crisis?
Hacer las cosas bien. Ni los chinos hacen sombra a las figuras que salen de sus talleres. A través de su página web,
venden en muchos países de Latinoamérica y la diferencia se nota, el arte religioso español mantiene su prestigio.
Cofradías como la de
Medinaceli, la Macarena o El Gran Poderconfían en esta familia para
lucir de la mejor manera en la Semana Santa: faroles, túnicas y capirotes salen de los talleres de El Ángel bordados a mano o a máquina, por
modistas y artesanos de los que ya casi no quedan.
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