viernes, 18 de abril de 2014








 de Twitter que seguir de cerca a Jesús "no es fácil" porque elige "la vía de la cruz". "Seguir de cerca a Jesús no es fácil, porque la vía que El elige es la vía de la cruz" ha afirmado el Santo Padre en la red social, horas antes de presidir los Oficios de Viernes Santo en la Basílica de San Pedro en Roma.
Seguir de cerca a Jesús no es fácil, porque la vía que Él elige es la vía de la cruz.



INTERNACIONAL / TERRORISMO ISLAMISTA

Los yihadistas irrumpen en un convento histórico en Irak y expulsan a los monjes




Imagen del interior de la Iglesia el pasad mes de junio. Ap






Los yihadistas del Estado Islámico (EI) irrumpieron en el convento histórico de Mar Behnam, al sur de la ciudad septentrional iraquí de Mosul, varios días después de que este grupo radical expulsase a las familias cristianas de esta localidad.
El pastor de la iglesia Mar Zina, Bashar Kedia, informó a Efe de que un grupo armado irrumpió en dicho convento sirio-católico y expulsó a los monjes que se encontraban en el lugar.
Agregó que este antiguo monasterio contiene una larga historia de los cristianos en Irak e incluye una biblioteca preciosa donde se encuentran libros y obras raras, además de piezas de antigüedades.
El convento, que se encuentra a 30 kilómetros al sur de Mosul y data del siglo IV, es considerado como uno de los lugares sagrados para los cristianos iraquíes, y fue rehabilitado y ampliado en 1986.
El monasterio contiene adornos en sus muros y en su cúpula, puertas de mármol en las que están grabadas escrituras antiguas en armenio, e incluso un museo que muestra diversas antigüedades.
El pasado viernes, los cristianos de Mosul, capital de la provincia septentrional de Nínive, huyeron en masa después de que expirara el ultimátum de los extremistas para que lo hicieran si no renunciaban a su religión y no se convertían al islam.


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El Vaticano quiere reducir los besos y abrazos durante la misa

El «ministerio» encargado de la liturgia pide a los obispos que el saludo entre los fieles al darse la paz sea más sobrio y menos «evangélico»

9 votos
Las entonces princesas Máxima y Letizia armaron un pequeño lío para darse la paz en una misa. REUTERS
Menos cantos, menos abrazos y mayor sobriedad son las nuevas disposiciones que la Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos -el ministerio vaticano que se encarga de la liturgia y el ritual- pide a las conferencias episcopales de todo el mundo durante el rito del intercambio de paz. En una carta firmada por el prefecto, el cardenal español Antonio Cañizares, y su secretario, el arzobispo Artur Roche, se comunica la decisión final, aprobada por el papa Francisco el pasado 7 de junio, sobre una cuestión que desde hace tiempo analiza el dicasterio presidido por el arzobispo español.
El saludo que los fieles intercambian para darse la paz permanece en el lugar en el que se encuentra en el rito romano, pero lo que ahora se quiere es una mayor sobriedad y que no se cree confusión ni demasiado movimiento durante la misa. También se pide que se evite «la introducción de un canto para la paz», inexistente en el rito romano», explica la carta.
No es este un asunto nuevo. Tal como se recuerda en la misiva, la cuestión se planteó durante el Sínodo sobre la Eucaristía del 2005. En la exhortación post-sinodial Sacramentum caritatis, el papa Benedicto XVI recordó como en dicha reunión de obispos se había visto la necesidad de moderar el gesto de la paz durante la misa, y ya entonces aconsejaba limitar el intercambio del gesto a los más cercanos. También planteaba la posibilidad de cambiar el momento del saludo para que se celebre antes del ofertorio, tal como se hace en el rito ambrosiano.
El momento se mantiene
A fin de aclarar la situación, Benedicto XVI encargó a la Congregación del Culto el análisis del signo de la paz para «salvaguardar el valor sagrado de la celebración eucarística», por lo que en el 2008 la congregación se dirigió a las distintas conferencias de obispos a fin de solicitar su parecer sobre si cambiar o no el momento del intercambio de la paz dentro de la misa. Con la carta a hora dirigida a todos los obispos del mundo, el dicasterio de Cañizares establece las reglas generales para que el momento del intercambio de paz sea más ordenado y tranquilo y se aleje de algunas exuberancias que en los últimos tiempos han hecho que las misas católicas se parezcan a las celebraciones evangélicas.
Entre los consejos destaca aquel que se da a los sacerdotes para que eviten abandonar el altar para dar la paz a los fieles. También se pide que en las fiestas de Pascua o de Navidad, así como en las celebraciones de bautismos, primeras comuniones, matrimonios o funerales, el intercambio de la paz se convierta en la ocasión para felicitar o dar las condolencias.
En la circular se recuerda que no es necesario invitar de manera mecánica a los fieles a darse la paz e incluso, cuando se crea conveniente, se puede prescindir del intercambio. También se aconseja que la publicación de los nuevos misales, las conferencias episcopales se adapten a las sugerencias de la congregación.
La primera conferencia episcopal que se hizo eco de la estas nuevas normas fue la española (CEE) desde donde ha trascendido a otros países como Italia. La CEE ha acompañado la circular con una carta fechada el 28 de julio y dirigida a todos los obispos en la que se resume su contenido y se solicita que se difunda el trabajo de la congregación.
 
BUGO6519 Narón hace 4 horas

Misión imposible...


... la del Papa Francisco... con elementos como Cañizares y compañía difícilmente se puede hacer algo novedoso. ya lo dijo Jesus; " a vino nuevo, odres nuevos"...
GB2020 Santiago de Compostela hace 5 horas

vaya vaya...


no vaya ser que esos besos y abrazos conduzcan a otra cosa morbosa, la iglesia siempre innovando, pero tranquilos, que los abrazos y besos aun se pueden dar en privado, eso si, en la oscuridad,y donde no vea ni dios jajajajaja
JRG44982 Pamplona/Iruña hace 8 horas

En tiempos pasados...


... no se hacía!. Se va a oir misa, escuchar la homilia y no a saludar al vecindario!. Se pudiera hacer como en el culto protestante: a la salida de la iglesia. Pero el Vaticano II pasó...
    MENSAJE DEL SANTO PADRE FRANCISCO
    PARA LA 51 JORNADA MUNDIAL DE ORACIÓN POR LAS VOCACIONES
    11 DE MAYO DE 2014 – IV DOMINGO DE PASCUA
    Tema: Vocaciones, testimonio de la verdad

    Queridos hermanos y hermanas:
    1. El Evangelio relata que «Jesús recorría todas las ciudades y aldeas… Al ver a las muchedumbres, se compadecía de ellas, porque estaban extenuadas y abandonadas “como ovejas que no tienen pastor”. Entonces dice a sus discípulos: “La mies es abundante, pero los trabajadores son pocos; rogad, pues, al Señor de la mies que mande trabajadores a su mies”» (Mt 9,35-38). Estas palabras nos sorprenden, porque todos sabemos que primero es necesario arar, sembrar y cultivar para poder luego, a su debido tiempo, cosechar una mies abundante. Jesús, en cambio, afirma que «la mies es abundante». ¿Pero quién ha trabajado para que el resultado fuese así? La respuesta es una sola: Dios. Evidentemente el campo del cual habla Jesús es la humanidad, somos nosotros. Y la acción eficaz que es causa del «mucho fruto» es la gracia de Dios, la comunión con él (cf. Jn15,5). Por tanto, la oración que Jesús pide a la Iglesia se refiere a la petición de incrementar el número de quienes están al servicio de su Reino. San Pablo, que fue uno de estos «colaboradores de Dios», se prodigó incansablemente por la causa del Evangelio y de la Iglesia. Con la conciencia de quien ha experimentado personalmente hasta qué punto es inescrutable la voluntad salvífica de Dios, y que la iniciativa de la gracia es el origen de toda vocación, el Apóstol recuerda a los cristianos de Corinto: «Vosotros sois campo de Dios» (1 Co 3,9). Así, primero nace dentro de nuestro corazón el asombro por una mies abundante que sólo Dios puede dar; luego, la gratitud por un amor que siempre nos precede; por último, la adoración por la obra que él ha hecho y que requiere nuestro libre compromiso de actuar con él y por él.
    2. Muchas veces hemos rezado con las palabras del salmista: «Él nos hizo y somos suyos, su pueblo y ovejas de su rebaño» (Sal 100,3); o también: «El Señor se escogió a Jacob, a Israel en posesión suya» (Sal 135,4). Pues bien, nosotros somos «propiedad» de Dios no en el sentido de la posesión que hace esclavos, sino de un vínculo fuerte que nos une a Dios y entre nosotros, según un pacto de alianza que permanece eternamente «porque su amor es para siempre» (cf. Sal 136). En el relato de la vocación del profeta Jeremías, por ejemplo, Dios recuerda que él vela continuamente sobre cada uno para que se cumpla su Palabra en nosotros. La imagen elegida es la rama de almendro, el primero en florecer, anunciando el renacer de la vida en primavera (cf. Jr 1,11-12). Todo procede de él y es don suyo: el mundo, la vida, la muerte, el presente, el futuro, pero ?asegura el Apóstol?«vosotros sois de Cristo y Cristo de Dios» (1 Co 3,23). He aquí explicado el modo de pertenecer a Dios: a través de la relación única y personal con Jesús, que nos confirió el Bautismo desde el inicio de nuestro nacimiento a la vida nueva. Es Cristo, por lo tanto, quien continuamente nos interpela con su Palabra para que confiemos en él, amándole «con todo el corazón, con todo el entendimiento y con todo el ser» (Mc 12,33). Por eso, toda vocación, no obstante la pluralidad de los caminos, requiere siempre un éxodo de sí mismos para centrar la propia existencia en Cristo y en su Evangelio. Tanto en la vida conyugal, como en las formas de consagración religiosa y en la vida sacerdotal, es necesario superar los modos de pensar y de actuar no concordes con la voluntad de Dios. Es un «éxodo que nos conduce a un camino de adoración al Señor y de servicio a él en los hermanos y hermanas» (Discurso a la Unión internacional de superioras generales8 de mayo de 2013). Por eso, todos estamos llamados a adorar a Cristo en nuestro corazón (cf. 1 P 3,15) para dejarnos alcanzar por el impulso de la gracia que anida en la semilla de la Palabra, que debe crecer en nosotros y transformarse en servicio concreto al prójimo. No debemos tener miedo: Dios sigue con pasión y maestría la obra fruto de sus manos en cada etapa de la vida. Jamás nos abandona. Le interesa que se cumpla su proyecto en nosotros, pero quiere conseguirlo con nuestro asentimiento y nuestra colaboración.
    3. También hoy Jesús vive y camina en nuestras realidades de la vida ordinaria para acercarse a todos, comenzando por los últimos, y curarnos de nuestros males y enfermedades. Me dirijo ahora a aquellos que están bien dispuestos a ponerse a la escucha de la voz de Cristo que resuena en la Iglesia, para comprender cuál es la propia vocación. Os invito a escuchar y seguir a Jesús, a dejaros transformar interiormente por sus palabras que «son espíritu y vida» (Jn 6,63). María, Madre de Jesús y nuestra, nos repite también a nosotros: «Haced lo que él os diga» (Jn 2,5). Os hará bien participar con confianza en un camino comunitario que sepa despertar en vosotros y en torno a vosotros las mejores energías. La vocación es un fruto que madura en el campo bien cultivado del amor recíproco que se hace servicio mutuo, en el contexto de una auténtica vida eclesial. Ninguna vocación nace por sí misma o vive por sí misma. La vocación surge del corazón de Dios y brota en la tierra buena del pueblo fiel, en la experiencia del amor fraterno. ¿Acaso no dijo Jesús: «En esto conocerán todos que sois discípulos míos: si os amáis unos a otros» (Jn 13,35)?
    4. Queridos hermanos y hermanas, vivir este «“alto grado” de la vida cristiana ordinaria» (cf. Juan Pablo II, Carta ap. Novo millennio ineunte, 31), significa algunas veces ir a contracorriente, y comporta también encontrarse con obstáculos, fuera y dentro de nosotros. Jesús mismo nos advierte: La buena semilla de la Palabra de Dios a menudo es robada por el Maligno, bloqueada por las tribulaciones, ahogada por preocupaciones y seducciones mundanas (cf. Mt 13,19-22). Todas estas dificultades podrían desalentarnos, replegándonos por sendas aparentemente más cómodas. Pero la verdadera alegría de los llamados consiste en creer y experimentar que él, el Señor, es fiel, y con él podemos caminar, ser discípulos y testigos del amor de Dios, abrir el corazón a grandes ideales, a cosas grandes. «Los cristianos no hemos sido elegidos por el Señor para pequeñeces. Id siempre más allá, hacia las cosas grandes. Poned en juego vuestra vida por los grandes ideales» (Homilía en la misa para los confirmandos, 28 de abril de 2013). A vosotros obispos, sacerdotes, religiosos, comunidades y familias cristianas os pido que orientéis la pastoral vocacional en esta dirección, acompañando a los jóvenes por itinerarios de santidad que, al ser personales, «exigen una auténtica pedagogía de la santidad, capaz de adaptarse a los ritmos de cada persona. Esta pedagogía debe integrar las riquezas de la propuesta dirigida a todos con las formas tradicionales de ayuda personal y de grupo, y con las formas más recientes ofrecidas en las asociaciones y en los movimientos reconocidos por la Iglesia» (Juan Pablo II, Carta ap.Novo millennio ineunte31).
    Dispongamos por tanto nuestro corazón a ser «terreno bueno» para escuchar, acoger y vivir la Palabra y dar así fruto. Cuanto más nos unamos a Jesús con la oración, la Sagrada Escritura, la Eucaristía, los Sacramentos celebrados y vividos en la Iglesia, con la fraternidad vivida, tanto más crecerá en nosotros la alegría de colaborar con Dios al servicio del Reino de misericordia y de verdad, de justicia y de paz. Y la cosecha será abundante y en la medida de la gracia que sabremos acoger con docilidad en nosotros. Con este deseo, y pidiéndoos que recéis por mí, imparto de corazón a todos la Bendición Apostólica.
    Vaticano, 15 de Enero de 2014



    FRANCISCO